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lunes, 11 de junio de 2012

Toma y Arroja...

¡Arrójalo!
Un maestro decía: «Ponte en contacto con lo que es»; otro (era Buda): «Ven y mira»; otro: «Conecta, eso es todo»; otro: «En lugar de pensar en lo que es, sé»; otro: «Mira a través de las rendijas de tus pensamientos, más allá de ellos».
No es la creencia lo que cuenta, sino la experiencia que transforma y libera. Las ideas no van a procuramos ni serenidad ni lucidez. A menudo confundimos el dedo que apunta a la luna con la luna misma. Incluso la idea de iluminación o vacío es una idea, una obstrucción, pues, un dique.
La idea puede terminar siendo una trampa, una emboscada, un ladrón de la serenidad. Unas personas llenan su vida de ideas; otras viven la vida. Unos consumen su existencia teorizando, discurriendo filosóficamente, pensando; otros perciben, fluyen y viven. Hay mucho que arrojar y, como sabiamente dijo Jesús, no se puede hacer remiendo a paño viejo.
Estamos saturados de modelos, esquemas, filtros. Esquemas incluso sobre la última realidad o la iluminación, que situamos muy lejos, muy distante; no somos capaces de contemplarla aquí y ahora, porque sólo vemos nuestros esquemas o modelos mentales.

«La verdad está cerca y se la busca lejos».

El logro también es una idea y nos despierta mucha tensión, mucha ansiedad, mucha prisa. Pero nunca se alcanza aquello que tanto se desea. Sólo existe en la imaginación. Por eso uno se defrauda, se desalienta, se desencanta y tiene que seguir ansiando, expectante, persiguiendo. Así no puede haber sosiego ni equilibrio. Incluso si de verdad queremos llegar a conocemos (y el autoconocimiento es necesario para hallar el sosiego), tendremos que eliminar todas las ideas preconcebidas sobre nosotros mismos para comenzar a examinarnos como somos, y no como suponemos que somos o queremos ser o los demás nos dicen que somos.
Es un buen ejercicio: empezar a sacar la basura de nosotros mismos. Que sintamos, a cada momento, que estamos drenando, limpiando, y todo adquiere otro sentido en esta finitud entre dos infinitudes que es la vida. Las dificultades siguen existiendo, los problemas y las personas aviesas también, pero en la mente hay calma y un vacío capaz de absorber sin quebrarse. Tomamos el cosmos como la pantalla que nos soporta y así todo es más soportable. No nos hundimos tan fácilmente, porque somos más elásticos, más porosos.
Toma y arroja. Disfruta y suelta. Sufre y suelta. Vive y suelta. Ama y suelta. Cuando se arroja, todo se renueva. Uno está más ligero para saltar. No hay tantos lastres. Nada pesa tanto ni ocupa tanto espacio como las ideas, los trastos inútiles y polvorientos de la trastienda de la mente.

Ramiro Calle ( El Libro de la Serenidad)

4 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

No aferrarse. Esa es la idea.


Uno trata.


Un abrazo.

Graciela dijo...

Hola Gaucho!! desapegarse y soltar, siempre uno está "tratando" y seguimos dando vueltas sobre lo mismo, aferrandonos a todo. Debería dejar de ser "una idea" que ronda por la mente y pasar a ser una realidad donde prime el AMOR Verdadero como experiencia de una vida en plenitud.
Gracias Gauchito, te dejo un abrazo grande!

Nati dijo...

El desapego da libertad y felicidad, me costó entenderlo, pero al final creo que lo logré.

Un abrazo

Graciela dijo...

Hola Nati!... Que bueno que pudiste comprenderlo porque esa es la clave para una vida amorosa,sana y plena.
Gracias por pasar!
Un gran abrazo para vos!

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